miércoles, 11 de septiembre de 2013

Alegrándonos con el novio...



Hoy me han invitado a meditar las bodas de Caná.  las tinajas eran seis... curiosamente faltaba una para las 7, el número que simboliza la plenitud...  Tanto las tinajas como su número hablaban de imperfección.  Veamos.

Las tinajas que hoy día están en el sótano del actual templo en Caná de Galilea, están talladas en piedra.  Deben ser muy pesadas y de gran grosor.  Llenas debían serlo mucho más aún.  El evangelio dice que eran para contener el agua de las purificaciones de los judíos.  Efectivamente, un judío piadoso debía lavarse antes de comer.  Ver esas tinajas era como una imagen de la multitud de faltas de las que debe limpiarse un hombre ante Dios.  Y Cristo, en las bodas, adelanta su hora y convierte un instrumento de penitencia en uno de celebración.  Efectivamente, lo que antes limpiaba el pecado ahora se convierte en signo de alegría, de reconciliación, de fiesta.  El milagro de Caná es, pues, más grande de lo que parece:  es una señal elocuente de la misericordia de Dios, de su perdón.  Convierte un símbolo de arrepentimiento en otro de unión con Él.  En vez de abrumarnos la visión de una vasija enorme y pesada, como nuestros pecados, ahora esa vasija es portadora de vida, un regalo que viene de lo alto, y que nos cambia la mirada.  Porque si antes mirábamos nuestras miserias al verla, después del milagro miramos al Dios que le ha dado la vuelta al símbolo.  Es como con la cruz:  de instrumento de tortura ante el que se vuelve el rostro, a ser adorado por sostener a aquél que la asumió por nosotros.  Y en ambos casos, algo en común que hace también posible el milagro de que surja lo precioso de lo vil, mejor dicho alguien:  María.  Sólo con María fue posible que el SEÑOR adelantase su hora, que actuase en Caná, que escuchando a la criatura apareciese como el Dios con nosotros que supera toda justicia y se hace generoso con nosotros hasta el extremo, hasta lo inesperado y asombroso, hasta lo inimaginable...  Y sólo con María fue posible que el discípulo amado pudiera acercarse al horror de la cruz y pudiera encontrarse de nuevo con el SEÑOR.  En ambos casos, un instrumento de habla de pesar y dolor lo convierte el SEÑOR, con María de por medio, en un signo de bendición.

La lectura me recuerda, por sorpresa, la parábola del hijo pródigo:  cuando aquél sólo aspiraba a tener un jornal con el que ganarse el pan, sin atreverse a alzar la cabeza, se encuentra con las espera atenta de su padre, con su abrazo, con una fiesta...  El que venía avergonzado se halla ensalzado.  Ocurre lo mismo en el milagro del vino:  las tinajas cuya vista podían avergonzar al que se acercaba necesitado de purificación, se convierte en polo de atracción y centro de la fiesta...

Por una parte se nos habla de la inmensa misericordia de Dios, que supera nuestro duro juicio, incluso contra nosotros mismos.  Pero también se nos dice:  no temas la purificación, pues ahí encontrarás motivos para alegrarte con Dios, cuando llegue la hora.  Y María siempre procura que se adelante.

sábado, 25 de agosto de 2012

Dios doméstico, pero no domesticado...




Mira las lecturas bíblicas comentadas, y pide tus propias luces sobre esa Palabra de Dios.
Hablar sobre la oración contigo...  Si cuando quiero escucharte con tanto artificio -escribiendo- lo hago o no... Si cuando lo hago, cómo gestionar todo lo que entiendo... Hablar contigo si oro o no oro...  O cuándo orar, y cuánto orar, porque compite con el afán por escribir de otras cosas, que se me está convirtiendo en afición, como quien necesita sentirse escuchado, y tomado por sabio...
Si voy a orar, sea por ti solo, con valentía de acercarme a ti sin saber qué dirás, si le darás la vuelta a cosas...  Está también el acompañamiento, que me ayudará a ver si mis temores son o no son fundados... Temores...
Ahora ya ves cómo estoy, no precisamente de rodillas...  Pero esto también es fruto de esos medios que he puesto con la excusa de orar -escribir-... Quizás son cosa tuya, y no sólo egoísmo mío...
Orar... escribir... amortizar medios...  Optar por las palabras, dejar distracciones y aficiones para priorizarte, y no dejar de dedicarte este tiempo -o dejarte que me dediques este tiempo-...
Me hablas de luz... la luz del sol del amanecer, que se refleja en la tierra... la luz que entra por una puerta y llega a lo más hondo de una casa, de un palacio, de una cueva, como diciendo que quiere quedarse en ella, vivir ahí en vez de en el cielo...  la luz que seguimos porque es ahí donde podemos movernos, y vivir...  y a la vez, una voz que nos acompaña y nos da sentido a esa luz muda pero maravillosa...  La naturaleza canta y habla de ti...  Que tus obras te alaben, que nos acompañen para darnos ánimo y creer que tu luz quiere estar con los hijos de los hombres, y combatir nuestras oscuridades...
Uno solo es vuestro maestro, vuestro padre, vuestro consejero...  Trinidad Santa:  maestro Jesús, Padre nuestro, Espíritu consejero...  Libertad interior ante la autoridad, sólo sometida a Dios;  pero obediencia ante la doctrina y ante la autoridad que la emite...  Sí:  tu luz entra en el templo, en la Iglesia... tú estas en tu Iglesia, y me haces entrar en tus atrios para darme luz y también para sujetarme...  
Huír de honores...  Escribir es un modo de atraer honores...  y también reproches.  Si lo hago, sea por obediencia, porque tu luz me lleva a ello, a iluminar tinieblas...  Pero no busque honores con ello:  si lo hago bien, atraeré más bien lo contrario.
Mi oración está seca:  pese a lo escrito, no te saboreo... no huelo tu perfume... Tiene que haber momentos así:  pero sabes que buscamos seguridades, "mociones" y "sentimientos" que hablen al corazón y le digan que seguro que has pasado...  Pero a veces hay silencio de tu parte...  Entonces vienen los miedos, el dudar de mis disposiciones, si avanzo o retrocedo...  Sé que tú estás conmigo todos los días, a veces escondiéndote para que te encuentre, como jugando al escondite, pero sin jugar...  porque sabes que de aprender a orar depende la vida, y quieres enseñarme, aconsejarme, con amor de Padre, de maestro bueno y paciente...
Tú anuncias la paz...  Por eso voy a escuchar lo que dice el Señor, con confianza, sin perder la paciencia...  Y si no te entiendo a la primera, insistamos...  Así no me hago un tirano contigo, un dictador que exige obediencia y ejerce autoridad, pidiéndote luces...  No:  eres tú la autoridad, que no busca honores, que busca servir, que invita a que mi libertad la emplee en seguir la luz, no a que la luz me siga a mí, y haga depender a otros de mi sabiduría, y sea yo para ellos maestro, padre o consejero...  No:  no permitas que me apropie de tu luz, y no sea yo guía, sino discípulo que comparte lo aprendido...  Y me alegre en que aprendan a escucharte, no a que vengan a escucharme a mí...
Fíjate, que cuando leía otras veces esta lectura decía:  “¿y cómo llamar ‘padre’ al sacerdote, si lo vetas...?”.  Pero en tu misericordia me contestabas:  al pie de la letra tampoco podría llamar padre ni a mi padre...  Por tanto, es un apego de corazón hacia ti lo que buscas, que nadie te sustituya, que nadie se quede con un sucedáneo pudiendo llegar a lo auténtico...  Más ánimos para orar, para creer que sí, que estás todos los días, que quieres guiarnos a diario, aunque no te veamos, dudemos, temamos... Por eso nos dejas algo palpable:  tu palabra, tu Iglesia...
Pero aún me falta para caer “rostro en tierra”, para ver tu luz de cara y reconocer tu gloria, y mover mi obediencia contra mis resistencias...
Me invitas a contemplarte:  tu gloria desde Oriente, el ángel-hombre que me lleva a mirar hacia allí, la voz que oigo desde el templo...  Padre, Hijo, Espíritu, de nuevo...  Eres quien me empuja, quien me acompaña, quien me atrae...  Ojalá sepa ver esa riqueza tuya cerca mío todos los días...  Como Padre... como Hijo... como Espíritu Santo...  Me enseñas a orar poniéndome primero ante los ojos ante quién orar... ante tu gloria...  ante el Dios generoso, humilde y apasionado que se me ha aparecido otras veces:  de amor gratuito, dándome la vida... de amor humillado, dando tú mismo la vida por la mía... de amor apasionado, elevándome la vida para unirla a la tuya...  Eso entendí hace tiempo, y me lo recuerdas...
Pero perdóname si huyo de “verdades de fe” y quiero verte como esa luz  bellísima que me muestra el camino...  Una luz sabia, no impersonal ni fría...
Me abres los ojos a tu misterio inagotable que excede toda doctrina, como un camino de descubrimiento que me invitas a recorrer junto con tu asamblea...  porque cuanto más quiero comprender, más sediento quedo...  Dame paciencia, despierta mi curiosidad...
Así sea...

De Leopard a Mountain Lion... y mis torpezas






Pues sí:  es muy, muy, muy posible que estas experiencias personales acaben por no ayudar a casi nadie, pero no por ello es menor la esperanza de aportar un granito de arena, igual que las de otros lo han hecho conmigo, y me han ayudado tanto a avanzar de forma autodidacta en el conocimiento de mis herramientas de trabajo.  Desde aquí gracias.  Y aquí va una parte de mi agradecimiento, un poquito de mi nueva experiencia con Mountain Lion, el nuevo SO de Mac X. 

Cierto:  ya hay mucho dicho y muy bueno.  Pero yo puedo aportar algo distinto.  Por una parte, es mi propia experiencia de usuario elemental, y eso siempre es original, y puede que ayude a otros a no sentirse acomplejados por comentarios de usuarios más avanzados.    La otra posible originalidad es que hasta ahora he sido usuario de Leopard, y si hay más como yo que den ese salto lo leerán con simpatía.

Bien.  Mis impresiones son de unos días, pero ahí van.

Descarto hablar mucho de la lógica ganancia en fluidez, dado que he adquirido un nuevo equipo y eso se nota:  disco duro más fluido, más capaz, más ram…  ¿Cómo no va a ir todo mejor?.    Voy a la nueva interfaz:  Mission Control, Launchpad, App Store, visualización en Safari, gestos multitáctiles…

Yo vengo de los Spaces de Leopard.  Algo he leído por ahí sobre que muchos usuarios lo echan de menos, al tener ventanas más grandes de los diferentes escritorios.  Y es verdad.  Al principio me dejaba la vista para adivinar qué aplicaciones tenía en cada uno, teniendo que hacer uso del zoom (Ctrl + dos dedos en vertical, si se habilita en Accesibilidad).  Pero eso se ha minimizado:  he ido asignando que mis aplicaciones más comunes se abran en determinados escritorios, de modo que ya me va siendo más intuitivo localizarlas.  Además, con el gesto de cuatro dedos en horizontal por el trackpad voy pasando escritorios a pantalla grande, y apenas uso el Mission Control.  Si los escritorios abiertos no son demasiados se acaba por no echarlos de menos.  Pero eso, más que una ventaja, es una adaptación forzosa a esta nueva presentación, no es un avance para mí.  Simplemente me es más ágil pasar escritorios que verlos minimizados para elegir uno.

Cuando decidí comprar el nuevo mac tenía cierta confusión en mente, y es que había leído que no se podía “pasar” de Leopard a Mountain Lion.  Eso es cierto:  no podía instalar en mi anterior equipo el nuevo SO.  Pero me confundí pensando que tampoco podía migrar los datos de un ordenador con Leopard a otro con Mountain Lion, que es algo muy distinto.  Hasta tal punto estaba convencido de mi error que llegué a plantear la duda en un conocido foro, hasta que se me iluminó espontáneamente la bombilla y caí del burro:  siempre pueden migrarse datos de un mac a otro, tengan la versión del SO que tengan, con la pega de algunas aplicaciones específicas que se hallen anticuadas y ya no sean soportadas.  En mi caso, desde el 2008 al 2012 encuentro que hay dos que no me funcionan en el nuevo equipo:  MVWare Fusion, para usar Windows XP en una partición;  y Switch, para cambiar formatos de archivos.  Pero bueno, lo demás perfecto (Office 2008 para Mac incluido), tema resuelto.

Hablemos ahora del Launchpad:  sinceramente, ni me he enterado que está ahí.  Siempre he tirado de Finder para abrir aplicaciones, o del dock, el cual tengo ampliamente equipado y apretujado de iconos, pero que visualizo bien gracias al efecto Aladin elegido en preferencias.  Quizás me acabe acostumbrando a dicho sistema, parecido a la presentación del iPhone.  Pero como digo es lo que menos he tocado, aunque resulta “gracioso” y agradable saber que es otra utilidad más.  Por ahora sólo para juguetear y enseñar al que venga.

Qué más… ah, sí, mi incidente con el “Voiceover”, esto ya más de risa o para llorar, según se mire.  El caso es que hará un par de años que noté que en mi equipo no respondía la combinación Mayús+A para escribir “A”.  Fui a un servicio técnico cercano y me ofrecieron cambiar el teclado, pues en mi anterior equipo esta era una pieza donde estaban documentadas altas estadísticas de fallo.  El caso es con el nuevo teclado me seguía dando el problema… y pedimos otro, y me lo volvieron a cambiar.  Pero cuando ya vimos que el problema persistía, entonces al técnico (oficial) se le ocurrió conectar mi equipo a un disco duro suyo, y “voilá”, el teclado funcionaba a la perfección…  Concluyó entonces que había alguna “rutina” de mi configuración que provocaba el fallo, y me recomendó que formateara el ordenador con mi copia de seguridad.  Así lo hice… y el problema persistió.  Así que decidí apañarme como al principio, usando el BloqMayús cada vez que quisiera escribir “A” (y ahora, que puedo escribirlo de forma “normal” siento un gran alivio).  Por fin, al migrar al nuevo ordenador veo que ya no tenía ese problema… hasta el día siguiente de empezar a toquetearlo, y empezar el nuevo equipo a leerme en voz alta el texto que tenía en pantalla…  Entonces pienso:  ayer funcionaba bien, hoy vuelvo a no poder poner “A mayúscula”, y encima el ordenador me habla…  Conclusión lógica:  se trataba de una combinación de teclas que activaba el Voiceover, en vez de escribir lo que yo quería…  Curiosamente empezó a hacerlo cuando quise escribir “Á” (o sea, “a” mayúscula acentuada…).  Como no encontraba la ventana de preferencias del sistema que me diera la solución, busqué por internet;  y no sé bien dónde acabo viendo “Mayúsculas+A” como una combinación que, al no ser habitual en algunos teclados, se usaba para activar esa función, pero que con otros idiomas sí era habitual…  No sé muy bien a qué se refería, porque la combinación “Mayús+A” es habitual en cualquier lengua, pero bueno… El caso es que finalmente localizo esto:



Se trata de la ventana de diálogo de la preferencia “Dictado y habla”, no la de “Accesibilidad”.  Y como  se ve claramente (ahora desactivado para mi alivio), la opción Mayúsculas+A provocaba la opción de “reproducir oralmente el texto seleccionado al pulsar la tecla”.  Dos cosas que decir:  por un lado lo ya comentado de la simpleza de colocar esa combinación tan habitual para esa función (aunque se supone que sólo se activa con una selección previa de texto, no ha debido ser tan difícil cuando me ha ocurrido).  Y por otra la falta de imaginación del técnico a la hora de diagnosticar el problema, pues se supone que es una persona habituada a conocer el SO a fondo.  O no.  O simplemente no se le ocurrió en ese momento, somos humanos…  Pero es que fueron dos cambios de teclado seguidos…  Eso sí, su trato fue amabilísimo.

Más cosas:  lo de la Mac App Store, interesante…  Llevaba tiempo oyendo hablar de ella, pero no podía acceder a la misma desde Leopard.  Otra razón, pues, para cambiar de versión de OS X.  Cambiar el equipo a la vez ha sido por no querer comprar batería nueva (dijo adiós de repente hace unos dos meses, después de 5 años…) y tener el disco duro “a tope” y darme muucha pereza hurgando en él para eliminar contenidos, o sacar los menos habituales, etc.  Y un equipo con 5 años pues ya ha cumplido y se puede vender con ciertas garantías (por cierto, quizás te interese:  puedes mandarme un correo y te doy detalles… disculpas por el off topic, parezco el del chiste del tacaño y la esquela…).  Pues bien:  ayer intenté localizar Paralells en dicho espacio, y no hubo forma.  Por fin lo pude encontrar en la web de Apple, en “descargas”…  La verdad que me desconcertó esa dualidad, porque pensé que la Mac App Store estaba para eso, para centralizar ahí todas las descargas posibles…  Quizás haya una explicación para eso, pero la desconozco.

Y por último, los gestos multitouch…  Sólo diré que al principio me parecieron complejos, ganas de enredar, y que con mis esquinas activadas me acabaría apañando bien…  Pero esa impresión me ha durado poco:  ver que con cuatro dedos en horizontal paso escritorios ágilmente, con la preconfiguración de Mission Control que he dicho antes…  que se me define la palabra que selecciono con tres dedos…  que con dos dedos paso las páginas del histórico de Safari…  que hago zoom en Safari como en el iPhone, haciendo “tap tap” con dos dedos sobre el párrafo elegido…  Que puedo voltear fotos con un giro, o hacer zoom pellizcando o abriendo dedos…  Que veo el escritorio bajo las ventanas con sólo “despellizcar” con pulgar y tres dedos…  Todo eso, aprendido en un par de días, me ha facilitado la tarea hasta el punto de desactivar todas las esquinas salvo una para lanzar el salvapantallas.  Por cierto que ahora además podemos personalizar el fondo de pantalla de cada escritorio, y los hay muy elegantes en las propias preferencias del sistema.

Concluyendo:  si esta entrada formara parte de un blog especializado, las críticas y negativos lloverían, por la sencillez de los comentarios.  Pero escribirlo me ayuda a agradecer la ayuda de otros, y puede que haya algún aspecto que se suele despreciar en foros más expertos, por lo que lo subo con mucha dignidad.  Espero que, si no te ha aportado nada nuevo, al menos te haya servido para sonreírte y mostrarte que “tú sí que sabes”, a diferencia de mi modesto caso.



viernes, 24 de agosto de 2012




TOXX (textos bíblicos comentados en esta entrada;  son de la semana XX del Tiempo Ordinario)


Para ver a la Iglesia -Jerusalén- bella, enviada por Dios, no es fácil:  hay que trepar, subir, elevarse mucho, apartarse de sus inmundicias y verla tal como Dios la ve...
Es Iglesia celosa de sus tesoros, bien guardada y asentada en los apóstoles;  pero, a la vez, abierta a las gentes de todas partes, llena de puertas...  Es una ciudad para ser habitada por todo el que desee y acepte formar parte del pueblo de Dios...
Elevarse... acercarse a ti descalzos, desnudos de interés...  Te contaría todos mis problemas... pero antes, que sepa ante quién estoy, que abra los ojos "afuera", que me olvide de "lo mío"... y reconozca y confiese que tú estás cerca...  Ir, pues, a ti sin pretensiones, necesitado pero oyente, atento, aspirando a que lleves la iniciativa...  Quizás quieras hablarme de otras cosas;  y sé que serán mejores, y no dejas de saber de lo mío, pues tú lo atiendes a tu modo, normalmente enviándome a lo de los otros...
Felipe, entusiasmado, comparte... Pero afirmar rotundamente que se cumplen en su tiempo las grandezas prometidas, es osado, mucho...  Sólo el Espíritu es capaz de darle esa luz... Yo mismo, "conociendo" mis capacidades, no me atrevería a tanto...  De nuevo, salir de uno mismo, porque para Dios todo es posible, incluso multiplicar mis capacidades, elevar mis aspiraciones...
Y Natanael, Bartolomé, Bartolo para los amigos y hombre del pueblo... hombre de a pie, sensato, con sentido común, escéptico...  Con una visión muy concreta de cómo has de manifestarte, descarta que puedas hacerlo con libertad, aun en Nazaret, de donde nada bueno puede esperarse...
Nazaret... allí quisiste crecer... Nazaret, cuyo nombre no es ensalzado, cuyos vecinos te empujaron al abismo, donde no pudiste hacer muchos milagros...  De donde te tuviste que marchar para predicar... ¡Cuántos nazarets atravesamos!.  Jesús de Nazaret... Jesús de dolores...  Bueno es glorificarte, no porque vengas de los cielos, sino porque has querido acercarte a nuestras miserias, a nuestras aldeas desoladas, llenas de cuevas donde esconderse del violento sol, del vecino insoportable...  Nazarets...  Y el sentido común y práctico de Natanael, que nos da una luz fugaz de inteligencia, pero que la tristeza enseguida apaga al matar la alegría por la noticia... Nos hemos hecho escépticos... Ya aceptamos la realidad tal cual es, y nos limitamos a no empeorarla, a sobrevivir, a aceptarla para evitar al menos un dolor más, como un nuevo desengaño...  Nos hemos vuelto incapaces de creer en buenas noticias, ciegos a las maravillas de Dios, que cada día recrea el mundo...
Tú quieres vida abundante, Reino...  Jerusalén celeste que es don tuyo... pero también tarea de hombres, que llama a la libertad de entrar en ella, de creer que es posible que cambien cosas y se vuelvan brillantes, y reflejen tu gloria...  Venga tu Reino a nuestro pobre Nazaret...
Ir a ti, para creer que todo es posible...
¡Alabas al hombre escéptico, al incrédulo, al que con sentido común rechaza las maravillas...!  Pero porque ves verdad en él, sinceridad, no hipocresía.  Ves a quien está preparado para la Verdad, porque ama la verdad aunque se entristezca de la que ve...  Quieres que abra los ojos, y reconozca la verdad que siempre ha amado...
Otras veces, cuando le decías a Natanael que le viste bajo la higuera, me decía que le viste en sus sueños (porque estaría dormido...).  Y por eso te reconoció...  Quizás por la necesidad de encontrarle una explicación mayor que ver a alguien bajo un árbol, lo que pudo deberse a razones nada sobrenaturales...  La higuera es símbolo de los frutos del Reino... ha de dar fruto a su tiempo, y vaya frutos...  Si no los da, causa una gran decepción...  Estar bajo la higuera es estar esperando frutos, ser alguien que espera...  o quien nada espera, y se dedica a cerrar los ojos al mundo y olvidarse de que vive...  En todo caso, siempre veo “la espera”, bien porque se espera, bien porque se desespera...  Eso me convence mucho más que lo del sueño...  siempre sorprendes... como hiciste con Natanael... Quizás estoy como él:  desencantado por tantos Nazaret, y sin embargo esperando tus dones, aunque espere poco...  Pero te basta un poco...
Porque él deseaba mucho ese momento, encontrarse contigo, ver al Mesías... Felipe corrió a contárselo, porque sabía de su sed, de su espera más profunda, aunque no hubiera ido con ellos a buscarlo...;  porque lo esperaba muchísimo, en lo más hondo, reconoció al que se lo decía...  Te vio porque deseó verte...  Aun en medio de su desánimo, de que tuvieran que arrastrarte hasta ti...  No dejes de venir en esos momentos, de enviarnos alguien para que no se apague la llama aunque soplen vientos...
¿Y eres tú ahora el que se sorprende de su sorpresa, de su fe...? ¿O es retórico, y lo que dices es "por haber creído verás cosas mayores..."?.  Respondes con creces... respondes con creces...  Claro que el momento que iba a ver era el de la gloria de Dios manifestada en su sacrificio, en su abajamiento total, porque los ángeles le sirvieron... en Getsemaní...  “cosas mayores”, la gloria de su sacrificio, de su amor hasta el extremo, la prueba de su verdad...
Ojalá te busque, no para ver tu poder para cambiar las cosas por la fuerza, sino por tu amor, por tu entrega, por tu obediencia, por tu fe, por tu esperanza, por tu misericordia...  Manso y humilde, brazo fuerte de Dios...  El amor es más fuerte que la muerte...  Que no predique resignación, por favor...  Y si me resigno, que venga alguien a buscarme de tu parte...
Señor, que me parezca a ti, ya que te busco, y te vea no como mesías poderoso, sino como rey de corazones...  Y así actúe, y así cambies cosas, cambies nazarets, Jesús de Nazaret...
Que nadie diga que tenemos una fe resignada, sino esperanzada, todos los días, porque tú estás con nosotros todos los días...

lunes, 18 de julio de 2011

Adiós... y hola



Este blog ha sido un compañero de muchas horas, y un medio de sacar de mí cosas que me han sorprendido...  Espero que te haya ayudado como lo ha hecho conmigo.  


Sí:  es una despedida, pero también un "hola", porque lo continúo en otro espacio.  No hay grandes razones para el cambio, pero a veces no se necesitan.  Basta con decir que lo veía oportuno, y me era más fácil que cambiarle el nombre (ya lo he hecho alguna vez y es engorroso...).  Así que si te apetece, podemos seguir en contacto en futuranzas.blogspot.com.  

Es curioso:  cierro este espacio justo cuando el transbordador espacial está a punto de finalizar su última misión...  Algo se acaba, para que algo comience...

Sigo siendo fiel al espíritu de este blog, con sus pros y sus contras.   No es un blog popular -ni aspira a serlo, qué agobio-;  pero pienso que entre 6.000 millones de habitantes de nuestro planeta Tierra, seguro que habrá más de uno que, como tú, disfrute leyéndolo.  Y yo de que lo leas.

¿Nos vemos en el blog 'hermanito'?.

Un abrazo.

Juanan

jueves, 28 de abril de 2011

Admírome...

http://www.paso-viviente.com/fotpasion/resucitado.JPG
Si lo pienso bien, se me abren los ojos, se me eriza el vello...
El próximo domingo,  IIº de Pascua, el evangelio me habla de un Jesús "recién resucitado", con las heridas aún visibles, poniéndose en medio de los suyos...
Si lo pienso bien:  no es cualquier cosa ver vivo a un muerto... 
Lo grandioso, no obstante, no es el hecho maravilloso de ver un resucitado, sino la alegría que inundó a los presentes...  Eso dice mucho de a quién echaban de menos...
Para ponerme en su lugar, intento imaginarme presentes a los que se nos han ido:  no creo que nada pueda superar al encuentro con el ser querido, el que se nos fue y que vuelve a ser encontrado...  ¿No es eso el cielo, el Reino...?
Por favor, Dios:  que no me acostumbre a estas cosas, que no las desgaste el oírtelas muchas veces, que la fe que me regalas no se me haga rutina...

viernes, 24 de diciembre de 2010

No era Navidad en Belén... y lo fue.




Foto:  Visualpanic.  Barcelona 2009.

Es Navidad, adornada y típica Navidad;  venimos a celebrar, a agradecer, a cantar…  Queremos estar alegres en Navidad para celebrarla bien.  A veces hacemos “de tripas corazón” para estarlo, porque se supone que "un cristiano, en Navidad, no puede llorar, como tampoco puede reír en Cuaresma" (¿?).

Pero el corazón no entiende de calendarios.  Y se celebra la Navidad a veces aun con el corazón roto, a costa además de sentirnos culpables por ello.

Pero hemos de saber que aunque no sea Navidad por dentro, no por ello deja de serlo;  que tampoco celebraron Navidad en Belén, cuando llegó el Niño Jesús, y aun así llegó…

No era Navidad en Belén:  sus habitantes no celebraban nada, recibían molestos al extraño (faltando al sagrado deber de hospitalidad, costumbre del Oriente).   No, no era Navidad en Belén:  ¿quién era María? ¿quién era José? ¿otra boca más que alimentar?  No, no…  Nadie entendía la alegría que nacía en aquél seno:  cada uno a lo suyo… ¿quién ha dicho que en los pueblos la gente es más amable?.  Belén era un desierto sin afectos, un páramo sin corazones…

No había Navidad en Belén, como no hay Navidad en muchos lugares, en muchas ciudades, en muchos hogares…  Y sin embargo, entre desprecios, el Niño vino… Sí, el Niño viene aunque no lo esperemos, aunque no lo queramos, aunque le cerremos, aunque nos opriman infinitas preocupaciones y distracciones, aunque no nos apetezca...  Se hizo Navidad en Belén, en aquel pueblucho perdido, egoísta, inhumano…  Si allí fue Navidad, ¿porqué no en mí, a pesar de cómo estoy, de lo que siento, de que no puedo con tantas cosas…?.  Si en Belén fue Navidad, hoy, aquí, en mí y en ti, en nosotros y en el mundo entero, puede ser Navidad, al menos algún día, al menos hoy.  ¿Por qué no creemos en la Navidad ‘de verdad’, en la que levanta los corazones, y no la de la tele, la de la costumbre, la que no lleva a ninguna parte…?  Pidámoslo, pidamos que hoy sea Navidad dentro de nosotros.  Lo necesitamos, los nuestros lo necesitan, el mundo lo necesita…  Feliz Navidad.