miércoles, 20 de agosto de 2008

Cuando reclamamos justicia, ¿qué hacemos realmente?







Cuando era pequeño no estaba de acuerdo con algunas cosas que iba conociendo de Jesús, por no parecerme 'justas'.  Me lo recuerda lo que he leído hoy en Mt 20, 1-16, donde el dueño de un campo contrata trabajadores para ese día:  a los primeros les promete una paga, y luego va contratando más a lo largo del día, y acaba por pagarles lo mismo a todos.  Y claro:  los primeros se quejan.

Justicia por Ojo Espejo.
  Pero el dueño les recuerda que les ha dado lo convenido, había sido justo con ellos, y además quería ser bueno con los otros...  Ahora toca pensar:  ¿cuándo, teniendo lo necesario, no paro de quejarme por lo que tienen los otros?.  En el fondo, los primeros no eran un ejemplo de justicia sino más bien de egoísmo al no alegrarse por los otros...  Esto, en nuestra sociedad, se entiende poco.  Pero los caminos de Dios son caminos de hermanos, no de una supuesta justicia deshumanizada.
Mucho más se podría decir de esta lectura, pero sólo añado una cosa más:  Dios siempre sorprende, y lo hace con un Amor más grande que el nuestro de 'andar por casa'.

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