domingo, 26 de octubre de 2008

Discusiones...

¿ves? por simplifica.

No son pocas las veces que tengo la cabeza en cosas que me quitan paz, como cuando hay por medio aprecios y desprecios humanos o, lo que es peor, indiferencias.  Ahí empieza el renegar, el discutir y pleitear con el Dios que lo permite...  Bendito sea, que me permite discutir con él, porque en ese diálogo me devuelve a la paz.  Hace tiempo que me aconsejaron no tener miedo a hablarle claro a Dios, porque él no vive en el mundo de las apariencias sino de las realidades.  Cada vez que lo he hecho he tenido una respuesta inesperada, y para mí es un signo de que me ha escuchado...

Me han gustado las lecturas de hoy, porque no esconden la esencia de toda moral y toda religión:  el amor que Dios te tiene, la fuerza que te da para amarlo, y para amar a los otros como te ama.  Y es que, no me puedo engañar, el amor es alimento indispensable para ser humano, y sin el cual sólo hay apariencia de vida.  Por eso tú y yo vamos 'bebiendo los vientos' por sentirnos queridos, acogidos, amados...  Y sería capaz de cualquier cosa por encontrar algo de amor, aunque para ello dañe a otros...  Por eso me alegro de haber encontrado el amor de Dios, porque él no me va a poner condiciones que dañen a nadie para darme su amor, todo lo contrario.  Es un amor que acoge al otro pero que a la vez me libra de esclavizarme al otro, es un amor que me hace libre de las esclavitudes de otros.  Sabes como yo que hay mucha gente que se deja arrastrar por los demás con tal de sentirse apreciados.  Son esclavitudes modernas.

Personalmente me cuesta compartir la fe porque se aprecia como una carga, y porque no reflexiono lo suficiente sobre el valor que aporta a quién soy.  Hoy se me ha susurrado algo sobre eso, y me he apegado más a lo que para mí suponen el Espíritu y la Palabra de Dios (la nariz y la boca de Dios...).  Sólo de ese modo lo desearé para tí.




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