sábado, 29 de noviembre de 2008

Ojo con Pigmalión

Estátua Pe Cícero por MetalPhoeniX.


La imagen que me hago de las cosas condicionan cómo me acerco a ellas.  Si me convenzo de que mi trabajo es una carga para mí, al final lo será;  si creo que una comida no me va a gustar, seguramente será así;  y si, por lo que sea -por mi educación, por el ambiente, por mil cosas...- tengo una imagen negativa de Dios, de la religión, etc., pues al final lo viviré como una verdad absoluta difícil de corregir.

Pigmalión es un personaje de la literatura griega que se enamoró de la estatua que creó, hasta el punto de darle vida...  En educación se usa ese nombre para describir el fenómeno por el que un educador es capaz de lograr un objetivo cuando está convencido de que ocurrirá:  si trata a los alumnos como capaces, al final conseguirá capacitarlos;  pero si los da por perdidos, al final se perderán.

Si creo que Dios es un ser caprichoso que anda buscándome las cosquillas y juzgarme a cada paso, y que además no hace bien su trabajo porque ha permitido el mal...  entonces posiblemente el Dios con el que pase el resto de mi vida será ese.  Pero si me abro a un Dios bondadoso, que no me arrodilla sino que me levanta, y que espera encontrarse conmigo, entonces ese Dios será el Dios real para mí.

Las lecturas de hoy, 29 de Noviembre hablan de arrodillarse y de levantarse, de un Dios entronizado y de un Dios cordero...  Según veas a Dios, te quedarás más con una imagen que con otra.  Pero Dios es uno:  primero te pide que te dejes guiar por él, que te 'arrodilles' ante su sabiduría y su amor por tí, y luego te levanta para darte la vida, una vida que es un río donde no se pasa sed, ni hambre, ni dolencia, ni noche...

Así que revisa qué Dios tienes, o qué Dios te han inculcado, porque hay riesgo de mirarlo con el cristal inadecuado aunque mires para el mismo lado que otros creyentes.

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