En ocasiones uno se sorprende de lo fácil que es derribar lo construido, y no me refiero tanto a lo que podemos ver y tocar... Cuando creo estar avanzando en un camino y más confiado me encuentro en haber alcanzado alguna meta, un día cualquiera surge una pequeña circunstancia que me desbarata la imagen que de mí mismo me había formado. Tras la sorpresa inicial llega entonces la 'tormenta emocional', la aparición de sentimientos poco edificantes, que creía patrimonio de otros y nunca de mí mismo. Nadie está a salvo de estos momentos, aunque lo pueda llegar a creer por lo distanciados que puedan llegar a darse.
Menos mal -y doy gracias infinitas por ello- que ahí está la Palabra que da vida. Hoy, en medio de una situación parecida a la que comento, me he dado de bruces con esta frase: "el Reino de Dios está en medio de vosotros...". Es verdad: no -sólo- está en mí ni en el otro, sino 'en medio', a medio camino, en el 'nosotros'; y además de ser una invitación hacia el otro, esto me dice que realmente hay algo bueno y santo en mi relación con el otro. Esta certeza me reconcilia con quien pudo contribuir a ese terremoto interior que te cuento, y entonces no tiro la toalla, y me convenzo de que merece la pena seguir cerca del otro, y confiar en que Dios curará las heridas.
Así que, como dice Obama, "sí, podemos"... y si no, que se lo digan al protagonista del vídeo que te he puesto arriba, toda una inspiración para creer que puedo superar lo más difícil, con la ayuda de Dios.
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