Es un pedazo de pan...

Tres meses... ese es el tiempo que llevo sin actualizar el blog.  Y no es que haya dejado de haber momentos para hacerlo, ni han faltado ideas.  Es sólo que uno se 'encajona' en una rutina y todo lo que no cabe ahí se queda fuera...  Qué bueno sería incluir lo esencial en nuestras rutinas, como el hábito de hablar con Dios, aunque sólo sea un poquito...

Hoy leía el evangelio, y me ha recordado un sermón escuchado en una capilla de la catedral de Burgos, hace de esto apenas dos semanas.  Allí, el sacerdote recordaba el testamento de Jesús:  "comedme...".  Nunca las palabras de la plegaria eucarística (la oración de consagración del pan y el vino en la misa) me habían parecido tan 'humanas', tan cercanas... "comedme"...  Es como la máxima expresión del darse, del regalarse... "comedme"...  ¿Quién puede temer a un Dios así?

Hay quien dice que si fuera cierto lo que los católicos afirmamos de la hostia -que es cuerpo de Cristo-, actuamos mucho como si no lo fuera, inconscientes de su presencia...  También hay quien contesta que es porque tenemos tanta confianza con Él que nos permite el 'desprecio'...

No sé, pero a mí un Dios que se hace pan "es más bueno que un cacho de pan".  Ese Dios sí me convence, y no el que muchos tienen y pintan para que salgamos corriendo...