sábado, 1 de agosto de 2009

Un appleritivo veraniego…

Hace algunos años creí descubrir la pólvora al darme cuenta de que, si compraba una pequeña cámara digital, podía proyectar las fotografías de mis actividades laborales a través del ‘cañón’ de mi centro de trabajo. Compré una económica y llevé a la práctica mi idea… Y no tardé en caer en la cuenta de que en el momento en que volcaba mis fotos al ordenador, ya no quedaban en la memoria de la cámara, y perdía la posibilidad de proyectar las fotos transferidas (por entonces ni sabía de la existencia de las tarjetas de memoria). Así que comencé a plantearme la compra de un portátil, y no tardé en lanzarme a por un Amilo básico. La verdad es que lo que comenzó con un error de cálculo acabó siendo un acierto, pues estos años ha servido bien, con un Windows XP bastante decente para lo que yo necesitaba. Pero mi obsesión por conservar mi trabajo me llevó desde el principio a tener instalado un antivirus original y renovarlo anualmente. Tampoco pasó mucho tiempo hasta que el pobre portátil, con sus 40 Gb de disco duro y 250 de RAM acusase el ‘peso’ del antivirus, y yo viera día tras día como se ralentizaba el encendido, mi ritmo de trabajo, etc.

Así que después de haberlo empleado a fondo durante unos años me planteo el cambio, justo cuando llega la novedad del Windows Vista: veo que, efectivamente, para aprovechar ese nuevo sistema hay que comprar máquina nueva. También veo que con el paso de los años las prestaciones de los portátiles se han multiplicado, manteniendo o bajando su precio, y eso me alegra (en lo que puede alegrarse quien tiene que hacer un gasto respetable). Y es entonces cuando comienzo a enterarme, a través de internet, de los inconvenientes del nuevo Vista (que si los drivers, que si lo que ‘chupa’…). Y no sé ni cómo ni cuándo se me ocurre echarle un vistazo a los mac… (ya tuve un compañero que les hacía buena propaganda, pero me sonaba un poco a chino). El caso es que no me decidí enseguida, y eso que los “maqueros” presumían de que no se les colgaba el ordenador y muchas otras cosas, pero hubo dos razones que me acabaron de convencer: la posibilidad de instalarle el Windows Xp (con todo mi trabajo anterior, programas, etc.); y la afirmación, una y otra vez contrastada, de que los mac usan un sistema operativo SIN RIESGO DE VIRUS, y por lo tanto sin una necesidad imperiosa de instalarle un antivirus que lastrase las capacidades del portátil.

Llevo ya tiempo con el nuevo portátil, y hoy por hoy ninguna de las razones que me llevaron a comprarlo me ha defraudado. También es cierto que los de Apple “saben venderse”, y que algún programa que usaba con el PC ahora no me funciona en el mac con su windows (como el Pinnacle, para digitalizar cintas de vídeo pero porque llevaba un cable al parecer incompatible). Y también es cierto que sé que la seguridad nunca es 100 %, porque hay troyanos que no respetan ningún equipo… Pero bueno: con buenas prácticas de navegación ando razonablemente tranquilo.

Esa es mi experiencia de “switcher” (como algunos llaman al que cambia de sistema operativo). Por ahora no me planteo volver a cambiar, estoy contento.

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