viernes, 24 de agosto de 2012




TOXX (textos bíblicos comentados en esta entrada;  son de la semana XX del Tiempo Ordinario)


Para ver a la Iglesia -Jerusalén- bella, enviada por Dios, no es fácil:  hay que trepar, subir, elevarse mucho, apartarse de sus inmundicias y verla tal como Dios la ve...
Es Iglesia celosa de sus tesoros, bien guardada y asentada en los apóstoles;  pero, a la vez, abierta a las gentes de todas partes, llena de puertas...  Es una ciudad para ser habitada por todo el que desee y acepte formar parte del pueblo de Dios...
Elevarse... acercarse a ti descalzos, desnudos de interés...  Te contaría todos mis problemas... pero antes, que sepa ante quién estoy, que abra los ojos "afuera", que me olvide de "lo mío"... y reconozca y confiese que tú estás cerca...  Ir, pues, a ti sin pretensiones, necesitado pero oyente, atento, aspirando a que lleves la iniciativa...  Quizás quieras hablarme de otras cosas;  y sé que serán mejores, y no dejas de saber de lo mío, pues tú lo atiendes a tu modo, normalmente enviándome a lo de los otros...
Felipe, entusiasmado, comparte... Pero afirmar rotundamente que se cumplen en su tiempo las grandezas prometidas, es osado, mucho...  Sólo el Espíritu es capaz de darle esa luz... Yo mismo, "conociendo" mis capacidades, no me atrevería a tanto...  De nuevo, salir de uno mismo, porque para Dios todo es posible, incluso multiplicar mis capacidades, elevar mis aspiraciones...
Y Natanael, Bartolomé, Bartolo para los amigos y hombre del pueblo... hombre de a pie, sensato, con sentido común, escéptico...  Con una visión muy concreta de cómo has de manifestarte, descarta que puedas hacerlo con libertad, aun en Nazaret, de donde nada bueno puede esperarse...
Nazaret... allí quisiste crecer... Nazaret, cuyo nombre no es ensalzado, cuyos vecinos te empujaron al abismo, donde no pudiste hacer muchos milagros...  De donde te tuviste que marchar para predicar... ¡Cuántos nazarets atravesamos!.  Jesús de Nazaret... Jesús de dolores...  Bueno es glorificarte, no porque vengas de los cielos, sino porque has querido acercarte a nuestras miserias, a nuestras aldeas desoladas, llenas de cuevas donde esconderse del violento sol, del vecino insoportable...  Nazarets...  Y el sentido común y práctico de Natanael, que nos da una luz fugaz de inteligencia, pero que la tristeza enseguida apaga al matar la alegría por la noticia... Nos hemos hecho escépticos... Ya aceptamos la realidad tal cual es, y nos limitamos a no empeorarla, a sobrevivir, a aceptarla para evitar al menos un dolor más, como un nuevo desengaño...  Nos hemos vuelto incapaces de creer en buenas noticias, ciegos a las maravillas de Dios, que cada día recrea el mundo...
Tú quieres vida abundante, Reino...  Jerusalén celeste que es don tuyo... pero también tarea de hombres, que llama a la libertad de entrar en ella, de creer que es posible que cambien cosas y se vuelvan brillantes, y reflejen tu gloria...  Venga tu Reino a nuestro pobre Nazaret...
Ir a ti, para creer que todo es posible...
¡Alabas al hombre escéptico, al incrédulo, al que con sentido común rechaza las maravillas...!  Pero porque ves verdad en él, sinceridad, no hipocresía.  Ves a quien está preparado para la Verdad, porque ama la verdad aunque se entristezca de la que ve...  Quieres que abra los ojos, y reconozca la verdad que siempre ha amado...
Otras veces, cuando le decías a Natanael que le viste bajo la higuera, me decía que le viste en sus sueños (porque estaría dormido...).  Y por eso te reconoció...  Quizás por la necesidad de encontrarle una explicación mayor que ver a alguien bajo un árbol, lo que pudo deberse a razones nada sobrenaturales...  La higuera es símbolo de los frutos del Reino... ha de dar fruto a su tiempo, y vaya frutos...  Si no los da, causa una gran decepción...  Estar bajo la higuera es estar esperando frutos, ser alguien que espera...  o quien nada espera, y se dedica a cerrar los ojos al mundo y olvidarse de que vive...  En todo caso, siempre veo “la espera”, bien porque se espera, bien porque se desespera...  Eso me convence mucho más que lo del sueño...  siempre sorprendes... como hiciste con Natanael... Quizás estoy como él:  desencantado por tantos Nazaret, y sin embargo esperando tus dones, aunque espere poco...  Pero te basta un poco...
Porque él deseaba mucho ese momento, encontrarse contigo, ver al Mesías... Felipe corrió a contárselo, porque sabía de su sed, de su espera más profunda, aunque no hubiera ido con ellos a buscarlo...;  porque lo esperaba muchísimo, en lo más hondo, reconoció al que se lo decía...  Te vio porque deseó verte...  Aun en medio de su desánimo, de que tuvieran que arrastrarte hasta ti...  No dejes de venir en esos momentos, de enviarnos alguien para que no se apague la llama aunque soplen vientos...
¿Y eres tú ahora el que se sorprende de su sorpresa, de su fe...? ¿O es retórico, y lo que dices es "por haber creído verás cosas mayores..."?.  Respondes con creces... respondes con creces...  Claro que el momento que iba a ver era el de la gloria de Dios manifestada en su sacrificio, en su abajamiento total, porque los ángeles le sirvieron... en Getsemaní...  “cosas mayores”, la gloria de su sacrificio, de su amor hasta el extremo, la prueba de su verdad...
Ojalá te busque, no para ver tu poder para cambiar las cosas por la fuerza, sino por tu amor, por tu entrega, por tu obediencia, por tu fe, por tu esperanza, por tu misericordia...  Manso y humilde, brazo fuerte de Dios...  El amor es más fuerte que la muerte...  Que no predique resignación, por favor...  Y si me resigno, que venga alguien a buscarme de tu parte...
Señor, que me parezca a ti, ya que te busco, y te vea no como mesías poderoso, sino como rey de corazones...  Y así actúe, y así cambies cosas, cambies nazarets, Jesús de Nazaret...
Que nadie diga que tenemos una fe resignada, sino esperanzada, todos los días, porque tú estás con nosotros todos los días...

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