jueves, 30 de julio de 2009

¿Para qué trabajar?

Kamouraska, Québec por untipografico.

Vacaciones es palabra ‘mágica’… y eso que no hay manera de ‘descansar’ a poco que te preocupe algo lo que padecen tantos… Pero es bueno y necesario descansar (lo dice la Biblia –que es Palabra de Dios para 6000 millones de seres humanos…-).

Pues eso: en el descanso puedo dedicar tiempo para hacerme consciente de lo trabajado, pero más aún del por qué… Curiosamente el trabajo no es por sí mismo una virtud, pues puede vivirse como un castigo. El trabajo es bueno cuando su fin es bueno: entonces merece la pena. De ahí que sea saludable revisar –y así me lo propongo- el por qué de mi esfuerzo, y con ese sentido mejorar el cómo y el cuándo.

Es una reflexión que me ha despertado ese pasaje del evangelio que habla del hombre que construyó en roca su casa: vinieron las aguas y no la tumbaron. El otro hombre, el que construyó sobre arena, también construyó, también se esforzó… pero no lo suficiente: buscó la satisfacción inmediata, ‘ver’ cómo crecía el fruto de su esfuerzo; por eso no cimentó la casa, porque los cimientos ‘no se ven’ y no parecen útiles… Vinieron las aguas, y su casa pereció… Así pues, me parece que no se trata tanto de trabajar y esforzarse (que eso, más o menos lo hacemos todos), sino de hacerlo ‘bien’, con un buen método y una buena causa

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